Observando el resto de paginas web o plataformas de abogados y sus blogs o artículos que hablan sobre la ley de la segunda oportunidad, veo que lo hacen habitualmente desde un punto de vista jurídico, el beneficio que ésta puede ofrecer, las distintas fases del proceso y lo supuestamente fácil que es empezar de nuevo. Sin embargo, parece que se olvidan de lo que en mi opinión es lo más importante en este procedimiento:
Las personas y el componente emocional
Creo que poco o nada se habla sobre esta parte del procedimiento y que es totalmente necesario informar, divulgar o tratar de explicar en la medida de lo posible el torbellino de emociones que supone el reto de pasar un procedimiento como el de un concurso de acreedores para un persona, una familia o una pareja, que ya de por si viene tocada, hundida y realmente cansada al haber estado años sin poder revertir una situación extrema.
Siempre que atiendo a una persona trato de explicarle con el máximo detalle cada uno de los aspectos jurídicos del procedimiento en cada una de las fases, desde el principio hasta el final, y siempre, siempre, siempre comento a que tipo de problemas o inconvenientes nos podemos enfrentar en dichas fases y cuales van a ser los malos momentos (por que los hay), no para asustar, sino para que no pille por sorpresa y por que a mí me gusto que Manuel me lo dijeran en su día.
La intervención de las cuentas por el administrador, la entrega de un coche, la inadmisión del concurso, nuevas demandas, llamadas, cartas de amenazas, la firma de la dación en pago, el bloqueo de las cuentas y un largo etcétera de situaciones que se dan a lo largo del proceso, siendo estos donde realmente debes sentirte respaldado y acompañado por tu abogado y su equipo.
Así pues, he decidido que no voy a darle uso al blog para repetir aquello que podéis encontrar en otras webs, sino que voy a tratar (desde la mas absoluta honestidad y experiencia propia) de contaros a que os podéis enfrentar y como lo debéis afrontar con el mismo objetivo con el que se lo cuento a mis clientes, para que no os pille por sorpresa.
Tampoco quiero asustaros, como le suelo decir a las personas que pasan por mi despacho “casi todo, casi todo con la ley de segunda oportunidad se soluciona con paciencia”